Esta es una continuación de la entrada más reciente del blog...
¿Y qué hay del sistema hospitalario para el que trabajaba o de las empresas farmacéuticas que abastecían su consulta?
El volumen de pacientes era desmesurado. Al parecer, Fata hacía cola con 50-60 pacientes al día, a los que entregaba a médicos sin licencia antes de dedicar unos minutos a cada uno al final de la cita.
El editorial de una revista médica postulaba esta teoría: Fata era tan rentable que nadie quería hacer preguntas.
Cuando Fata fue detenido, su consulta compraba medicamentos por valor de unos 45 millones de dólares al año para una plantilla de tres médicos. La compra media de medicamentos para un oncólogo a tiempo completo oscila entre 1,5 y 1,9 millones de dólares al año.
Por el momento, no hay noticias de que ninguna otra persona de la consulta o del sistema hospitalario de Fata haya sido acusada de un delito.
¿Y los pacientes? ¿Alguien pidió una segunda opinión o cuestionó el tratamiento?
La mayoría de los profesionales médicos éticos instarían a cualquier persona a la que se diagnostique una enfermedad mortal a buscar una segunda opinión... a menos que exista una urgencia extrema.
Al menos a algunos pacientes de Fata que pidieron una derivación para una segunda opinión se les dijo que era imperativo iniciar tratamientos agresivos de inmediato. Las segundas opiniones causarían retrasos, perjudicando las posibilidades de recuperación.
La hija de uno de los pacientes fallecidos de Fata declaró en la vista de la sentencia:
Varias veces, cuando había investigado y cuestionado su tratamiento, me preguntó si había sido becario en el Sloan Kettering como él".
Esta declaración rastrera muestra cómo Fata utilizaba su posición para degradar o menospreciar a cualquiera que cuestionara sus tratamientos.
La dura realidad de las demandas por negligencia médica
Mi bufete, D'Amore Law Group, recibe docenas de preguntas cada semana sobre posibles demandas por negligencia médica.
Cualquiera de estos pacientes, individualmente, lo tendría difícil para probar un caso contra Fata.
Los tratamientos contra el cáncer se basan en opiniones médicas, que a menudo son sólo eso: opiniones.
Aunque existen prácticas óptimas aceptadas para los tratamientos, el hecho de que un médico se desvíe de esas prácticas no puede considerarse, en sí mismo, "negligencia médica."
Ningún paciente, por sí solo, podría haberlo detenido.
La buena noticia, si es que hay alguna en este caso, es que el sistema de justicia civil puede ayudar a conseguir justicia para las víctimas. Hay al menos 40 causas civiles por negligencia médica pendientes contra Fata, y probablemente contra el hospital que permitió sus crímenes.
Sin embargo, los abogados que representan a las víctimas de Fata afirman que la indemnización potencial disponible para estas personas, algunas de las cuales soportaron años de quimioterapia innecesaria y dolorosa, es relativamente baja. Michigan tiene un límite máximo de 450.000 dólares para daños punitivos como el dolor y el sufrimiento.
