El año pasado publiqué una actualización sobre una tendencia aterradora: la cirugía que se realiza en la parte del cuerpo equivocada, o incluso en el paciente equivocado.
Desde entonces, un oftalmólogo de Portland ha operado el ojo equivocado a un niño de 4 años. Esto no debería ocurrir nunca: en 2004, la Comisión Conjunta (el grupo que certifica a los proveedores de atención sanitaria) publicó una serie de normas para evitar estos errores quirúrgicos.
Se suponía que estas normas eran obligatorias para las cirugías, pero Kaiser Health News informa de que "basándose en datos estatales, los funcionarios de la Comisión Conjunta calculan que se producen 40 intervenciones quirúrgicas erróneas a la semana en hospitales y clínicas de EE.UU.".
¿Cómo puede seguir ocurriendo? Aunque algunos errores no causan daños duraderos, ya sea porque se corrigen a tiempo o porque no implican una intervención quirúrgica importante, otros son catastróficos.
Aunque los cirujanos precavidos y preparados pueden cometer errores médicos, es alarmante que sigan produciéndose a este ritmo a pesar de que existe un protocolo médico universal para evitar estas tragedias. ¿Debe atribuirse esto a la cultura del silencio en la comunidad médica?
