Hace poco publicamos un artículo sobre cómo la falta de comunicación entre los trabajadores de los hospitales está provocando errores graves. Un informe de la Comisión para la Seguridad del Paciente de Oregón citaba la comunicación como factor contribuyente en el 72% de los acontecimientos adversos notificados en los hospitales en 2009 (lea el informe completo aquí).
Una de las principales razones por las que los trabajadores no informan de los errores es el miedo a las represalias por exponer los errores de un superior. La ley de Oregón ya protege a las enfermeras de sufrir castigos cuando denuncian prácticas que ponen en peligro la seguridad de los pacientes. El poder legislativo está decidiendo ahora si extiende esa protección a todos los miembros del personal hospitalario, incluidos los técnicos de laboratorio y los auxiliares de enfermería.
Como ya hemos informado, nuestro sistema sanitario está plagado de una cultura del silencio. Los hospitales han avanzado mucho en la aplicación de medidas de seguridad, como las listas de control quirúrgico. Pero estas medidas sirven de poco si los cuidadores no se sienten cómodos hablando cuando un compañero hace recortes, no sigue los protocolos de seguridad o simplemente demuestra un patrón prolongado de incompetencia que pone en peligro a un paciente. Los estudios demuestran que un número alarmante de estos problemas no se denuncian a los organismos reguladores de la seguridad in situ ni a las agencias estatales que supervisan la seguridad hospitalaria.
El proyecto de ley 237 del Senado contribuirá a promover un tono de apertura en los centros sanitarios y a crear un entorno mucho más seguro para los pacientes en los hospitales de Oregón. El Senado de Oregón aprobó la ley por unanimidad a principios de este mes. Ahora está siendo estudiada por la Cámara de Oregón.
Lea aquí el texto del proyecto de ley.
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