Tras conocer la trágica muerte de la actriz Natasha Richardson por un traumatismo craneoencefálico, ha llamado nuestra atención el peligro de lo que neurocientíficos y cirujanos denominan el síndrome de "hablar y morir". Lo que puede parecer una lesión menor en la cabeza puede convertirse inesperadamente en una situación más grave de lo que se pensaba en un principio.
"Es muy frecuente que una persona que ha sufrido una caída o un accidente de coche parezca perfectamente lúcida justo después del impacto, pero luego se deteriore repentina y rápidamente", declaró el Dr. Carmelo Graffagnino, director de la Unidad de Cuidados Críticos de Neurociencias del Centro Médico de la Universidad de Duke, en un artículo publicado recientemente en CNN.com.
"Un paciente puede parecer tan engañosamente normal al principio", dice Graffagnino, "pero en realidad tiene una hemorragia cerebral y, a medida que la presión aumenta, experimentará los síntomas clásicos de una lesión cerebral traumática". Dado que este tipo de lesión cerebral traumática puede producirse incluso en la más pequeña de las caídas, es muy importante someterse a una revisión médica inmediatamente después de un resbalón y una caída, un accidente de automóvil u otro tipo de traumatismo craneoencefálico.
