Monica Thompson, que asfixió involuntariamente a su bebé recién nacido en una cama de hospital en 2012, ha presentado una demanda de casi 9 millones de dólares contra el Portland Adventist Medical Center. Thompson culpa al hospital de colocar a su hijo en la cama con ella para amamantarlo en mitad de la noche mientras estaba muy medicada tras una cesárea.
Según The OregonianThompson había tomado medicación para dormir y para el dolor unas horas antes y seguía atontada y somnolienta, según la demanda. Thompson se quedó dormida mientras su hijo Jacob estaba en su cama y al despertarse descubrió que no respiraba. Llamó a una enfermera e intentó que su hijo respondiera. Cuando una enfermera no respondió a su llamada, salió corriendo al pasillo con su hijo y gritó pidiendo ayuda.
Jacob sufrió daños cerebrales catastróficos a consecuencia de este incidente. Seis días más tarde se le retiró el soporte vital cuando se informó a sus padres de que su estado comatoso era irreversible. Tenía 10 días cuando murió.
La cuestión de que los padres duerman en la misma cama con sus recién nacidos lleva tiempo causando preocupación y polémica. En 2011, la Academia Americana de Pediatría recomendó que los padres no compartieran la cama con bebés menores de un año. No obstante, la AAP recomienda que los recién nacidos duerman en la misma habitación que sus padres para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante durante el primer año.
La demanda reclama daños y perjuicios por la angustia emocional de Monica Thompson y una indemnización por su tratamiento psicológico del trastorno de estrés postraumático y la depresión. La demanda también pide daños y perjuicios por la "desesperación y ansiedad" del niño mientras era asfixiado.
Una portavoz del Centro Médico Adventista de Portland declinó hacer comentarios.