La prevalencia de los traumatismos craneoencefálicos en el deporte y sus devastadores efectos duraderos están bien documentados. Los traumatismos craneoencefálicos de los futbolistas han sido un tema frecuente en las noticias de los últimos meses. Se culpa a la Liga Nacional de Fútbol Americano de haber ocultado esta epidemia durante tanto tiempo. A pesar de las afirmaciones de ex futbolistas profesionales sobre los efectos posteriores a la carrera profesional de los traumatismos craneoencefálicos repetidos, la NFL desacreditó continuamente la investigación asociada con el análisis de los cerebros de futbolistas fallecidos. Hasta 2009, ningún funcionario de la liga reconoció públicamente los efectos a largo plazo de las conmociones cerebrales.
Según el Center for BrainHealth, los efectos a largo plazo de las conmociones cerebrales incluyen problemas de memoria, ira intensa y/o agresividad, cambios de personalidad, falta de concentración, problemas de organización y planificación, dificultad para resolver problemas y trastornos del lenguaje. Especialmente preocupante es el número de ex deportistas de la NFL que sufren problemas de salud mental. Sólo en los últimos 4 años, se han registrado 10 suicidios entre ex jugadores de la NFL.
Junto con la depresión, la demencia es otro problema de salud mental importante para los exjugadores de la NFL. Un estudio de 2012 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (NIOSH) mostró que los jugadores que pasaron al menos cinco temporadas jugando en la NFL tenían cuatro veces más probabilidades que la población general de morir con demencia o esclerosis lateral amiotrófica, también conocida como enfermedad de Lou Gehrig. El ex quarterback de los Bears, Jim McMahon, ha sido un abierto defensor de los jugadores retirados que padecen demencia. Dice que, aunque "ya no piensa en suicidarse", sigue padeciendo demencia y "no cree que [la NFL] velara por nuestros intereses" mientras jugaba.
Afortunadamente, el Presidente Obama organizó recientemente una cumbre deportiva en la que se puso de relieve la preocupación que suscitan los traumatismos craneoencefálicos en el deporte. Esta reunión congregó a más de 200 responsables deportivos, expertos médicos, padres activistas y jóvenes deportistas, con el objetivo de encontrar nuevas formas de tratar y prevenir los traumatismos craneoencefálicos graves, especialmente en los deportes juveniles. Además, la NCAA y el Pentágono han puesto en marcha un estudio clínico de 30 millones de dólares sobre conmociones cerebrales y exposición a impactos en la cabeza entre estudiantes universitarios.
