La semana pasada, un jurado de Texas dictó un veredicto de 242 millones de dólares contra Toyota tras determinar que los defectos en los asientos delanteros de un Lexus ES300 de 2002 causaron lesiones graves a dos niños pequeños durante una colisión por alcance en 2016.
El accidente en cuestión ocurrió en septiembre de 2016, cuando los demandantes Benjamin y Kristi Reavis viajaban hacia el sur por North Central Expressway en Dallas con sus dos hijos, un hijo de 3 años y una hija de 5 años. Los niños estaban asegurados en asientos de seguridad para niños en el asiento trasero del vehículo. El coche de los Reavis estaba parado en el tráfico cuando fue golpeado por un motorista en un Honda Pilot. El impacto trasero hizo que los asientos delanteros fallaran y se desplomaran sobre los asientos de los niños. Los niños sufrieron graves traumatismos craneoencefálicos, así como otras lesiones. Posteriormente, se descubrió que los niños habían sufrido lesiones cerebrales permanentes.
Los Reavise demandaron a Toyota tras la colisión, así como al conductor que les chocó por detrás, Michael Mummaw. El jurado declaró a Toyota responsable del 95% de los daños y a Mummaw culpable del 5%.
Durante el juicio, el equipo jurídico de la familia Reavis presentó pruebas que demostraban problemas de ingeniería, diseño y estructura en los asientos delanteros de los vehículos. Los abogados alegaron que Toyota optó conscientemente por proteger a los ocupantes de los asientos delanteros en los accidentes a expensas de los pasajeros de los asientos traseros.
En una decisión unánime, el jurado concedió casi 50 millones de dólares a Emily Reavis, que ahora tiene 7 años, y 44 millones de dólares a Owen Reavis, que ahora tiene 5 años, en concepto de daños y perjuicios por sus lesiones, pérdida de capacidad de ganancia, gastos médicos pasados y futuros, y dolor y angustia mental pasados y futuros. El jurado también concedió a cada uno de los padres 3 millones de dólares por daños y perjuicios.
Además, tras determinar que tanto Toyota Motor Corp. como Toyota Motor Sales incurrieron en negligencia grave en el asunto, el jurado de Dallas concedió a los demandantes 144 millones de dólares en concepto de daños punitivos. Toyota Motor Corp es responsable de 129,6 millones de dólares de la indemnización punitiva, mientras que Toyota Motor Sales es responsable de los otros 14,4 millones. El jurado consideró que los asientos delanteros eran irrazonablemente peligrosos y que la empresa no advirtió del riesgo.
Tras conocerse el veredicto, un portavoz de Toyota emitió la siguiente declaración escrita: "Toyota se compromete a ofrecer a sus clientes un transporte seguro y fiable, y nos solidarizamos con cualquier persona que sufra un accidente en el que esté implicado uno de nuestros vehículos. Aunque respetamos la decisión del jurado, seguimos convencidos de que las lesiones sufridas fueron el resultado de factores específicos de esta colisión tan grave, y no de un defecto en el diseño y la fabricación del Lexus ES300 de 2002. Consideraremos nuestras opciones de cara al futuro".
En su declaración posterior a la sentencia, Frank Branson, abogado de la familia Reavis, declaró que "Toyota conocía este peligro. Esta empresa ha tenido mucho tiempo para diseñar en torno a estas deficiencias de seguridad."
