En el último de una serie de artículos sobre los inquietantes vínculos financieros entre la comunidad médica y la industria farmacéutica y de dispositivos médicos, ProPublica expone que la Sociedad de Angiografía e Intervenciones Cardiacas recibió la mayor parte de su financiación de fabricantes de dispositivos médicos que producen stents cardiacos, como Abbott Laboratories y Medtronic. Lo alarmante es que menos de la mitad de los pacientes con cardiopatías reciben los medicamentos recomendados, que pueden evitar la necesidad de cirugía, antes de someterse a una intervención invasiva para implantar stents cardíacos. Incluso sin tener en cuenta los riesgos de la implantación de dispositivos médicos, toda intervención quirúrgica conlleva un elemento de riesgo -más informaciónal respecto aquí- queen muchos casos de cirugía cardíaca puede ser innecesario dado el éxito del tratamiento farmacológico.
¿Es sorprendente que este flagrante conflicto de intereses esté tan extendido en la comunidad médica? ¿Es posible que las operaciones quirúrgicas innecesarias estén disparando el coste de la asistencia sanitaria?
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