Los investigadores han informado recientemente de que sostener un teléfono móvil junto a la oreja durante un largo periodo de tiempo aumenta la actividad en las regiones del cerebro más cercanas a la antena.
En concreto, el metabolismo de la glucosa en el córtex orbitofrontal y el polo temporal aumentó significativamente cuando el teléfono estaba encendido y silenciado, en comparación con cuando estaba apagado. El metabolismo de la glucosa es un marcador de la actividad cerebral.
Aunque los investigadores admiten que se desconoce la importancia clínica de estos resultados en cuanto a las consecuencias nocivas a largo plazo del uso prolongado del teléfono móvil, la investigación aporta pruebas de que el cerebro humano es sensible a los efectos de la radiación electromagnética de los teléfonos móviles.
Como explicó un especialista, "[L]a cuestión importante es si este efecto agudo [es decir, el aumento del metabolismo de la glucosa] se asocia con acontecimientos que pueden ser perjudiciales para el cerebro o predisponer al desarrollo de problemas futuros como el cáncer..."
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