En Oregón, en los dos últimos años se han denunciado varios casos sonados de abusos sexuales en residencias de ancianos, hospitales e incluso ambulancias.
¿Contribuye la cultura del silencio al aumento de las agresiones sexuales en los centros sanitarios?
Algunas profesiones, entre ellas la medicina, son famosas por su "código de silencio". Los pacientes suelen verse perjudicados por errores médicos que nunca se denuncian. Las enfermeras encubren a médicos peligrosos. Los administradores hacen todo lo posible por proteger al personal de las acusaciones de negligencia médica, alegando el temor a una demanda.
Esta cultura del silencio puede contribuir a encubrir los abusos sexuales que se producen en hospitales, residencias de ancianos y otros centros médicos.
Es probable que los agresores sexuales busquen lugares donde puedan quedarse a solas con personas vulnerables o incapacitadas.
No es raro que un médico esté solo con un paciente, incluso en las salas de urgencias de los hospitales.
Cuando los pacientes denuncian una agresión sexual o una violación, a menudo se les dice que sería imposible que algo así hubiera ocurrido sin testigos. Se puede coaccionar al paciente para que crea que el dolor, el estrés o la medicación le hicieron imaginar la agresión. O el paciente puede encontrarse con que nadie cree su palabra contra una figura de autoridad como un médico.
Algunos hospitales hacen todo lo posible por proteger su reputación, aunque sea a costa de no proteger a sus pacientes.
Muchos centros médicos cuentan con grandes departamentos de evaluación de riesgos que defienden a su personal y ayudan a su compañía de seguros a evitar hacerse cargo de las víctimas.
Se permite que los delitos violentos continúen cuando el hospital protege y permite al agresor. Cualquier hospital que intente proteger sus instituciones contra demandas judiciales encubriendo las denuncias de abusos sexuales está, al hacerlo, permitiendo que se produzcan más delitos de este tipo, y abriéndose a más litigios.
