Un estudio reciente descubrió que los adultos responsables de administrar a sus hijos medicamentos líquidos a menudo les daban demasiada cantidad. Los errores se producían con mayor frecuencia cuando el dosificador era un vaso en lugar de una cuchara o una jeringuilla oral.
En el estudio, cuando se pidió a los padres que prepararan una dosis de 5 ml para un niño, cerca del 70% de los 302 padres del ensayo pusieron más de 6 ml en los vasos que venían envasados con la medicación.
Los errores de dosificación fueron casi dos veces más frecuentes entre los cuidadores que tenían un bajo nivel de conocimientos sanitarios.
El estudio concluye que puede ser necesario reconsiderar cómo se envasan los medicamentos destinados a los niños pequeños, incluido el rediseño de los dispositivos de dosificación.
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