En la celebración del Mes de la Historia de la Mujer, D'Amore Law Group muestra la inspiración y la experiencia de las mujeres profesionales que elevan nuestra empresa y su servicio al cliente.
¿Qué mujer de la empresa o de la comunidad empresarial le inspira y por qué?
Esa sería mi tía Paulette. Mi familia tenía orígenes humildes en Chicago, y las mujeres no inundaban la población activa a principios de los años cincuenta. Muchas mujeres ni siquiera se planteaban cursar estudios superiores. Mi tía fue a la universidad en los años 60-70, repartiendo pizzas y haciendo trabajos esporádicos en el campo de la informática (antes incluso de que los ordenadores existieran), y luego se matriculó en un posgrado. Cuando empezó su carrera, era una de las dos únicas mujeres de los cinco mil empleados de su empresa.
Tía Paulette era la única mujer de su promoción cuando estudió Finanzas en la Northern Illinois University. Ayudó a su marido a estudiar Derecho, fue a Harvard y, finalmente, aterrizó en Washington, donde su siguiente trabajo fue en la Casa Blanca para la Administración Clinton. Gestionó y supervisó los sistemas del efecto 2000.
La recuerdo siempre luciendo fabulosas bufandas de Hermes, que ondeaban al viento cuando llegaba a nuestra casa en su Volvo descapotable. Admiraba su sofisticación, su glamour y su seguridad. De niña, era mi inspiración y, a día de hoy, admiro su tenacidad, inteligencia y fuerza. Aunque casi siempre siento su pérdida, siempre me alegra compartir su historia con alguien nuevo. Para saber más sobre la tía Paulette haga clic aquí.
Si pudiera cenar con alguien vivo o muerto, ¿quién sería y por qué?
Marilyn Monroe. Fue una de las primeras mujeres productoras y fundó su propia empresa contra muchos obstáculos de su época. No sólo era guapa, sino también muy incomprendida, y tuvo que enfrentarse a muchas realidades duras en el Hollywood de los años 50. Es extraordinaria incluso para los estándares actuales. Es extraordinaria incluso para los estándares actuales.
¿Qué le llevó a estudiar Derecho?
Siempre me ha fascinado la justicia y conocer la mecánica de funcionamiento de la ley. Cuando estaba en la universidad, en Madison (Wisconsin), estudiaba en la biblioteca jurídica, sobre todo porque no había ruido y todo el mundo era muy intenso. Mi licenciatura es en Comunicaciones, sin embargo, cuando salí de la escuela, filmé deposiciones para un abogado en Chicago. Después de mudarme a Portland, hice un movimiento lateral en mi carrera y decidí perseguir mi interés en la ley. Me gusta estar motivada por gente inteligente.
¿Qué ventajas tiene ser una mujer profesional del sector jurídico?
Somos resistentes y tenemos una gran capacidad para manejar muchas tareas a la vez. La primera abogada para la que trabajé me contó que, cuando empezó en los años sesenta, le aconsejaron que entrara por una puerta distinta a la de los abogados. Ahora, entra por la puerta principal con orgullo. Creo firmemente en la igualdad de derechos y en que se escuchen todas las voces. Es lógico que las mujeres equilibren el mundo del derecho.
¿Qué consejo (profesional o personal) daría a su yo más joven o a la próxima generación de mujeres líderes?
¡NUNCA te rindas! Aunque tu trayectoria profesional sea poco ortodoxa, puedes triunfar. Planifica y sigue un camino sucinto y organizado, y ejecútalo poco a poco. Cuando era más joven, iba de un lado para otro. Quería hacer de todo menos trazar una dirección profesional concreta. Cuando bajé el ritmo y pensé estratégicamente en qué carrera me beneficiaría más, elegí Derecho. Me encanta ayudar a la gente y guiarla en lo que podrían ser los peores momentos de su vida y, de alguna pequeña manera, contribuir a mejorarla.
