Desde que se hicieron con la mayoría en la Cámara de Representantes, muchos republicanos se han comprometido a abordar lo que consideran una plaga de demandas frívolas por negligencia médica. Incluso el Presidente Obama parecía dispuesto a la reforma cuando mencionó el tema durante su reciente discurso sobre el Estado de la Unión.
Sin embargo, la evidencia sigue sugiriendo que, en todo caso, tenemos muy pocas demandas por negligencia médica. Los estudios también demuestran que las demandas tienen un efecto insignificante en nuestros costes sanitarios generales.
El New York Times informó a principios de este mes de que uno de los más ardientes defensores de la reforma de la mala praxis en el Congreso, el republicano Phil Gingrey, de Georgia, fue en realidad demandado en múltiples ocasiones durante su anterior carrera como obstetra. Uno de los casos se refería a una mujer embarazada que perdió el feto después de que varios médicos, entre ellos Gingrey, no reconocieran su apendicitis. El caso se resolvió en 2007, cinco años después de que Gingrey fuera elegido diputado. En otro pleito contra Gingrey a principios de su carrera, un jurado falló en su contra. La historia es reveladora.
Quienes siguen este debate se deben a sí mismos conocer también el punto de vista de las víctimas de errores médicos evitables; personas que han perdido miembros, han quedado paralíticas o se han visto obligadas a cambiar de profesión a causa de un error médico evitable.
He aquí un ejemplo de un error potencialmente trágico que tuvo lugar recientemente en una farmacia.
Haga clic aquí para leer un extracto del libro de Tom Baker El mito de la negligencia médica .