Aunque pueda parecer extraño, el Dr. Levi A. Reiter, catedrático de audiología de la Universidad Hofstra de Nueva York, ha publicado varios estudios de casos en los que se establece que un beso bienintencionado puede dañar de forma permanente la audición del receptor del beso cuando éste se coloca justo fuera del canal auditivo.
Como se explica en el artículo del sitio web Healthy Hearing al que se ha hecho referencia anteriormente, anatómicamente, el ligamento estapedial conecta el músculo estapedial con el estribo, uno de los tres huesecillos del oído medio que ayuda a transmitir el sonido al oído interno. El Dr. Reiter supone que la succión de un beso separa el estribo del oído interno, provocando una especie de tsunami en los fluidos del oído interno y dañando permanentemente las delicadas células ciliadas externas. Los daños en el ligamento estapedial también provocan sensibilidad al sonido, ya que este ligamento es fundamental para proteger nuestro oído interno de los sonidos fuertes. Si el ligamento estapedial está dañado, no puede desempeñar eficazmente su función protectora, permitiendo así que llegue demasiado sonido al oído interno, lo que provoca molestias y sensibilidad al sonido.
La pérdida auditiva debida a los besos se ha denominado ahora REKS, o síndrome del beso en el oído de Reiter. El Dr. Reiter subraya que es importante dar a conocer el REKS a los padres y cuidadores de recién nacidos, ya que a todo el mundo le encanta besar a los bebés. Dado que el conducto auditivo de un bebé es muy pequeño, la presión negativa aplicada al conducto auditivo durante un beso va a tener un impacto mucho mayor en el conducto auditivo del recién nacido que en el de un adulto. Y puesto que los bebés no pueden comunicar la pérdida de audición, cualquier pérdida de audición resultante de un beso podría pasar desapercibida durante años hasta que el niño afectado crezca. En ese momento, no será posible rastrear la pérdida de audición hasta el beso, lo que dará lugar a muchos diagnósticos innecesarios.
En resumen: mantén los besos alejados de la oreja.
