Recientemente, un conductor que al parecer sufrió una "emergencia médica repentina" se subió a la acera y atropelló a dos personas en la acera del puente Burnside de Portland. Uno de los peatones resultó herido mortalmente.
En mayo, un hombre de Vancouver murió tras sufrir una urgencia médica y estrellarse en la I-205.
En abril, un conductor de semirremolque de 61 años, que "podría haber sufrido una urgencia médica", se salió de la carretera y provocó un accidente con vuelco.
El año pasado se presentó una demanda en nombre de una niña de 11 años de Aloha que murió atropellada por un Toyota cuando el conductor diabético perdió el conocimiento al volante.
Una urgencia médica al volante
Estadísticamente es poco frecuente. Un estudio de la NHTSA calcula que sólo el 1,3% de los accidentes de tráfico se deben a una urgencia médica del conductor. Aunque es raro, parece que está en las noticias todo el tiempo.
Esto se llama "defensa de emergencia médica repentina". El conductor de un automóvil provoca un accidente y lo achaca a una urgencia médica. Entonces, la compañía de seguros alega que no tiene que pagar daños, porque su conductor no es responsable del accidente.
Conductor negligente y afecciones médicas
La ley establece una norma de comportamiento razonable: ¿qué haría una persona prudente y práctica en las mismas circunstancias?
Una persona puede ser considerada "negligente" -y responsable de los daños en una demanda por lesiones personales - si sus acciones no cumplen esa norma.
- Si el conductor no trató un problema médico o ignoró las señales de advertencia de una crisis de salud (mareos, aturdimiento, dolores punzantes), probablemente fue negligente. Incluso si la emergencia médica que causó el accidente (como un desmayo debido a una bajada de azúcar) no fue intencionada, es probable que pudiera haberse evitado.
- Si el conductor es incapacitado muy repentinamente por una emergencia médica - un ataque al corazón o un derrame cerebral - y si no había antecedentes, ni advertencia, es posible que no sea encontrado negligente. Los abogados que trabajan para las compañías de seguros utilizan esto como defensa; pero no es más que una estrategia para evitar pagar las indemnizaciones del seguro.
Conducir un coche entraña graves riesgos para las personas que padecen determinadas enfermedades. Un epiléptico puede tener un ataque, un diabético puede sufrir una bajada repentina de azúcar en sangre: estos sucesos pueden predecirse, y a menudo son evitables.
Los conductores tienen el deber de evaluar su salud antes de ponerse al volante de un coche y poner potencialmente en peligro a otras personas. No permita que nieguen la responsabilidad de sus propios actos. Cuando se plantea la defensa de una emergencia médica repentina, la policía y/o los médicos deben realizar una investigación exhaustiva.