Bausch + Lomb ha publicado recientemente un comunicado en el que ofrece consejos a los padres para proteger los ojos de sus hijos de lesiones durante la práctica deportiva. En pocas palabras:
Los traumatismos oculares provocados por los golpes de una pelota de tenis, béisbol o baloncesto, así como los pinchazos de otros deportistas, pueden provocar problemas de visión a largo plazo, como hemorragias oculares, cataratas o, en algunos casos, ceguera. La solución es hacer que el uso de gafas protectoras sea tan habitual como el de un casco; lo ideal son gafas protectoras con monturas contorneadas que envuelvan la cara del niño para proteger el ojo desde todas las direcciones.
Las gafas normales y las gafas de sol NO proporcionan una protección adecuada. Los cristales pueden romperse y hacer que salten fragmentos de suciedad en el ojo del niño. Las monturas de plástico y metal pueden doblarse o romperse y dañar la cara y los ojos del niño. Las lentes de unas gafas de protección adecuadas deben ser resistentes tanto a los impactos como a los arañazos.
El daño que la exposición al sol produce en los ojos es acumulativo, lo que significa que el peligro para nuestros ojos aumenta a medida que pasamos más y más tiempo al sol. La exposición prolongada a los rayos UV se ha relacionado con la aparición de diversos problemas oculares, como cataratas y degeneración macular en la edad adulta.
Las gafas de sol deben bloquear tanto los rayos UVA como los UVB. Un oftalmólogo u optometrista puede comprobar si son adecuadas.
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