Con el inicio de los playoffs de fútbol, nos corresponde tomar nota de la creciente publicidad que rodea a las lesiones por conmoción cerebral entre los jugadores de fútbol.
Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte publicaron los resultados de un estudio pionero sobre el riesgo de conmoción cerebral entre los jugadores de fútbol americano en el número de diciembre de 2007 de la revista Neurosurgery. Los investigadores habían equipado los cascos de los jugadores universitarios de fútbol americano con dispositivos diseñados para medir la velocidad, la dirección y la fuerza con la que se golpeaban la cabeza mientras jugaban. Los investigadores registraron 104.714 impactos totales a lo largo de cinco temporadas. Se examinó a los jugadores sospechosos de haber sufrido una conmoción cerebral. Los investigadores concluyeron que no hay forma de saber con seguridad qué golpes provocarán una conmoción cerebral, y que incluso los impactos menores, como los que se producen durante un entrenamiento, pueden causar una conmoción cerebral. Más información aquí.
La lección obvia para los atletas que juegan al fútbol o a cualquier otro deporte (como el hockey) en el que los impactos en la cabeza son frecuentes es que deben tomarse en serio los síntomas de conmoción cerebral (mareos, letargo, dificultad para hablar) y posponer la vuelta al juego hasta que las pruebas neuropsicológicas y de otro tipo adecuadas hayan determinado que es seguro volver a jugar.